Nueve personas han muerto y más de ochenta han resultado heridas, al estrellarse un Boeing 737 de Turkish Airlines durante la maniobra de aterrizaje en el aeropuerto holandés de Schiphol.
El avión que despegó desde Estambul con 135 personas a bordo, cayó en las cercanías del aeropuerto de Amsterdam, el más importante del país, a las 9:30 de la mañana, y a tan solo 10 metros de la autopista A9. Al impactar con el suelo, quedó dividido en tres, pero no se incendió, por lo que las consecuencias fueron menores.
Las causas aún resultan desconocidas. Se está llevando a cabo el protocolo de investigación, se ha desvelado ya que los motores se apagaron y por ello el avión se precipitó contra el suelo. Al no incendiarse, se especula que el avión pudo quedarse sin gasolina.
Los supervivientes cuentan que todo sucedió muy rápido, en tan sólo diez segundos, vieron como el morro del aparato comenzaba a perder altura y se estrelló. El aeropuerto permaneció cerrado durante uns horas y luego se reabrió.
Unas 60 personas pudieron abandonar el avión por su propio pie, mientras que algunos heridos tuvieron que ser transportados en un tractor ya que algunas ambulancias tenían problemas para desplazarse por el terreno agrícola.
Una portavoz del Servicio de Sanidad holandés explicó que los heridos fueron ingresados en once hospitales y que 24 presentan lesiones leves y en otros 21 casos todavía se deben constatar los daños que han sufrido.
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